Erase una gallina que poníaun huevo de oro al dueño cada día.
Aún con tanta ganancia, mal contento, quiso el rico avariento descubrir de una vez la mina de oro, y hallar en menos tiempo más tesoro.
Matóla; abrióla el vientre de contado; pero después de haberla registrado ¿qué sucedió?.
Que, muerta la gallina, perdió su huevo de oro, y no halló mina.
¡Cuántos hay que teniendo lo bastante, enriquecerse quieren al instante, abrazando proyectosa veces de tan rápidos efectos, que sólo en pocos meses, cuando se contemplaban ya marqueses, contando sus millones, se vieron en la calle sin calzones!
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